¿Sabías que la Pastelería Madrid es famosa por sus tostadas y no por sus pasteles? Descubre por qué este rincón es el favorito de los verdaderos amantes del centro.
Mucho más que una pastelería: La magia cotidiana de la Madrid
Todos creen conocer el centro histórico de la CDMX… pero te aseguro que pocos han descubierto el auténtico corazón comestible del barrio: la Pastelería Madrid. Olvida por un momento los clásicos panes dulces o los pasteles glaseados — aquí la verdadera joya son unas tostadas que harían suspirar hasta a tu abuela más estricta.
Un aroma con historia (y mucha personalidad)
Ubicada desde 1939 en dos puntos clave (Calle 5 de Febrero y República de Uruguay), la Pastelería Madrid nació del sueño y sazón de inmigrantes españoles. No solo huele siempre a pan recién horneado, sino que su emblema rinde tributo a la Fuente de Cibeles — todo un guiño nostálgico para quienes aman las mezclas entre cultura española y chilanga.
Pero lo realmente especial no está solo en el aire… sino en cada bocado de esas famosas tostadas con guisado casero. En serio, ¿quién iba a pensar que en plena pastelería tu paladar podría viajar directo al comedor familiar?
Las tostadas legendarias: Más allá del mito urbano
Voy a ser honesto: cuando escuché por primera vez que lo "imperdible" de Pastelería Madrid eran las tostadas (¡no los pasteles!), me sonó a leyenda urbana. Pero basta probarlas para entender su culto. Cada tostada viene generosamente armada con lechuga fresca, queso rallado, crema espesa y tu guisado favorito.
¿Lo top? Pide una de tinga roja o pata al vinagre — simplemente épicas. Son sabores que rescatan esa cocina casera tradicional mexicana y la convierten en experiencia colectiva: verás desde oficinistas hasta familias enteras haciendo fila para llevarse una ficha y esperar su turno.
- Tinga roja: Picantita pero equilibrada; recuerda esas tardes largas en casa con salsa hecha a mano.
- Pata al vinagre: Textura única y sabor avinagrado sutil; difícil de encontrar bien hecha fuera de aquí.
- Puedes acompañar con aguas frescas naturales o jugos recién exprimidos — ¡pura nostalgia líquida!
¿Por qué todos hablan del ritual?
Parte del encanto es el proceso old school para ordenar: te formas (sí, puede haber cola), recibes ficha numerada, pagas en caja y finalmente recibes tu orden. Esta dinámica surgió en los años 70 para agilizar al bullicioso público del centro… ¡y funciona como reloj!
El salón-comedor está siempre lleno de energía: hay transeúntes comprando pan para llevar junto con quienes hacen pausa estratégica entre museos y compras. No importa si desayunas chilaquiles, comes enchiladas o cierras el día con tortas gigantes… aquí todo se siente familiar pero nunca rutinario.
Menú oculto para exploradores urbanos
Aunque las tostadas son las estrellas virales (y con razón), la carta sorprende por variedad:
- Jugos naturales al momento (mi favorito: zanahoria-naranja)
- Tacos de guisado hechos al instante
- Chilaquiles verdes/rojos con toque casero inconfundible
- Cocteles tradicionales (gelatinas y postres incluidos)
- Panadería dulce clásica… imposible salir sin probar al menos una galleta "periquita" recién salida del horno.
Si tienes suerte, igual puedes toparte alguna promo especial para adultos mayores como explican aquí.
Experiencia personal: Lo que nadie te cuenta (pero deberías vivir)
Te confieso algo: mi primera vez fue pura casualidad mientras buscaba refugio de una tormenta repentina. Pedí una tostada porque vi la fila más larga ahí — bendita intuición. El sabor me transportó directo a mi infancia: ese sazón auténtico imposible de replicar fuera de casa.
Regresé días después solo para desayunar chilaquiles mientras observaba cómo los panaderos preparaban charolas interminables antes del mediodía. Hay algo casi terapéutico en sentarse ahí; uno sale renovado y con ganas de regresar.
Para quienes buscan autenticidad sin filtros ni poses instagrameras artificiales, este sitio es oro puro dentro del caos capitalino.
Consejos prácticos para foodies curiosos (y hambrientos)
- Llega temprano si quieres evitar filas eternas, especialmente sábados o domingos.
- Prueba distintas sucursales — cada una tiene personalidad distinta aunque comparten menú principal.
- Aprovecha los horarios amplios (7:30 a.m.–8 p.m.) para desayuno tardío o cena temprana.
- Pregunta por platillos "fuera del menú", suelen sorprenderte según temporada o antojo del chef panadero.
- Si vas en grupo grande, divide y vencerás en fila; así pruebas más variedad sin esperar tanto tiempo entre platillos.
- Lleva efectivo; aunque aceptan tarjeta, la velocidad suele estar mejor sincronizada con pago cash.
- Mantente atento a colaboraciones locales — ocasionalmente lanzan ediciones especiales temáticas o descuentos como reporta Chilango.
Preguntas frecuentes sobre la Pastelería Madrid CDMX
¿Por qué son tan famosas las tostadas de la Pastelería Madrid?
Las tostadas destacan por sus guisados caseros únicos como tinga roja o pata al vinagre, preparados bajo recetas tradicionales difíciles de encontrar hoy día en pleno Centro Histórico. Se han vuelto virales gracias a su sabor auténtico y precio accesible.
¿Qué otros platillos ofrece además de pasteles?
Además de su repostería tradicional española y mexicana, tienen tacos de guisado, chilaquiles recién hechos, tortas generosas y aguas frescas. Es ideal tanto para desayunar como comer rápido antes de seguir recorriendo el centro capitalino.
¿Dónde están ubicadas exactamente las sucursales principales?
Puedes visitarlas en Calle 5 de Febrero #25 y República de Uruguay #81 — ambas ubicaciones históricas dentro del Centro Histórico de Ciudad de México. Cada sucursal tiene ambiente propio pero comparten calidad inigualable.
¿Cuáles son los mejores días u horarios para visitarla?
Recomiendo ir entre semana antes del mediodía o después de las 4 p.m., pues fines de semana suelen llenarse bastante. Los horarios van generalmente desde las 7:30 am hasta las 8 pm.