¿De verdad necesitábamos este remake de 'Cómo entrenar a tu dragón'? Te cuento por qué, pese a ser el mejor, sigo dudando. ¡La nostalgia tiene truco!
Viajando sobre dragones y nostalgias: una reflexión desde mi butaca
Hace unos días salí del cine con una sonrisa ambigua tras ver el remake en acción real de ‘Cómo entrenar a tu dragón’. Mi cuaderno está lleno de anotaciones cruzadas entre la euforia de una puesta en escena deslumbrante y la eterna pregunta: ¿realmente hacía falta rehacer esta joya animada? Si te dedicas tantos años como yo al análisis cultural, pronto descubres que Hollywood nunca da puntada sin hilo: la nostalgia vende, y los remakes son la prenda estrella de este escaparate contemporáneo. Pero esta vez, permíteme contarte desde dentro por qué este filme es tanto un hito técnico como un síntoma del agotamiento creativo de nuestra era.
Remakes live-action: ¿renovación o simple déjà vu?
Los últimos años han sido un desfile interminable de adaptaciones en carne y hueso. Desde ‘El Rey León’ hasta ‘Aladdin’, parece que ningún estudio se resiste a sacar brillo al baúl de los recuerdos. La crítica —y el público— suelen dividirse: para algunos, es una oportunidad de revivir clásicos con nuevas tecnologías; para otros, apenas un negocio disfrazado. En mi experiencia cubriendo festivales y debates online, percibo cada vez más hartazgo ante esta tendencia. El remake de ‘Cómo entrenar a tu dragón’, sin embargo, introduce matices interesantes que vale la pena explorar.
Dean DeBlois, creador original y director también aquí, aporta algo poco habitual en estos experimentos: coherencia artística y respeto genuino al material fuente. No sentimos esa desconexión típica entre producto y alma creativa. El filme no cae en el fanservice vacío ni en el exceso de CGI hueco; sorprende por su solidez formal. Y aun así… sigue siendo casi plano por plano idéntico a la versión animada.
Cuando la perfección técnica eclipsa lo emocional
No puedo negar que las escenas de vuelo —especialmente aquellas rodadas en los paisajes hipnóticos de Irlanda del Norte— superan a muchas producciones laureadas recientes (sí, incluso a ‘Avatar’). Hay momentos donde realmente sientes el viento azotando mientras Hipo y Desdentao surcan los cielos. La fotografía es impecable; la música retumba con fuerza renovada; las coreografías transmiten vértigo real.

Pero aquí es donde tropiezo: todo ese virtuosismo visual no logra conmoverme como lo hizo hace 15 años la animación original. Los gestos plásticos y las miradas cargadas de emoción digital tenían una humanidad difícilmente igualable mediante actores reales y dragones generados por ordenador. Es pura magia aquello que sucede cuando la animación conecta directamente con nuestra infancia o adolescencia.
¿Por qué seguimos cayendo en la trampa del remake?
Hablemos claro: estos filmes nacen del mandato financiero antes que del creativo (más info sobre tendencias en Hollywood). El éxito asegurado está en repetir fórmulas probadas —y si además capturamos nuevos públicos jóvenes con merchandising actualizado y personajes relucientes en parques temáticos, mejor aún.
Lo curioso con ‘Cómo entrenar a tu dragón’ es que no busca tanto «superar» a su antecesora como hacerle un homenaje reverente. Eso sí, el resultado acaba teniendo menos riesgos que un parque infantil acolchado: ninguna trama nueva relevante, pocos cambios sustanciales en personajes o dinámica… Solo leves retoques que perfilan mejor algunas relaciones pero no alteran el ADN del relato.
Por eso mismo me resulta tan paradójico recomendarla con entusiasmo: porque si nunca viste la versión animada probablemente disfrutes muchísimo (hay magia genuina), pero si eres fan… sentirás cierto déjà vu elegante pero innecesario.
El valor (y el límite) del respeto por lo original
Como crítica y espectadora empedernida —con vinilos y pósters acompañando mis noches cinéfilas— agradezco profundamente cuando una adaptación no se siente impuesta por ejecutivos desencantados sino como obra hecha por amantes del cine para otros amantes del cine. DeBlois brilla precisamente al no intentar competir contra su propio legado ni forzar innovaciones ridículas.

Sin embargo, esto deja fuera esa chispa creativa que justifica las revisiones: ¿por qué no arriesgar más? ¿Por qué no aprovechar para expandir universos narrativos o experimentar visualmente más allá del calco? Estas preguntas resuenan todavía más fuerte si recordamos cómo otras franquicias (como ‘Spider-Man’ o incluso ‘Mad Max’) han conseguido reinventarse aportando capas inesperadas.
Si algo destaca aquí es el equilibrio logrado entre espectáculo familiar —perfecto para tardes veraniegas— e integridad estética. Pero honestamente preferiría ver recursos invertidos en historias nuevas o secuelas frescas antes que seguir alimentando este ciclo infinito de repeticiones nostálgicas (aquí puedes revisar otros remakes relevantes).
Lo imprescindible: ¿verla o no verla?
Te lo digo sin rodeos: si quieres disfrutar una aventura visual potente apta para todas las edades —y eres capaz de dejar tus prejuicios fuera— pásalo bien con esta entrega. Merece verse como muestra singular dentro del género remake-live action gracias al cariño palpable detrás de cada escena.
Eso sí, sé consciente de lo que hay detrás: más allá del brillo hay una industria anclada al pasado reciente intentando convencernos (otra vez) de comprar los mismos sueños envueltos distinto. Atesoremos esta rareza cuidada porque otras muchas adaptaciones se quedan solo en fotocopias sin alma.
Preguntas frecuentes sobre el remake live-action de ‘Cómo entrenar a tu dragón’
¿En qué mejora el remake respecto a la película animada?
Sorprendentemente destaca por sus efectos visuales espectaculares y unas escenas aéreas realmente trepidantes gracias a localizaciones reales e integración CGI avanzada. Además perfila ligeramente mejor ciertas relaciones entre personajes principales.
¿Merece verla alguien que ya adoraba la versión original?
Si eres muy fan notarás poca innovación argumental pero disfrutarás igualmente si buscas espectáculo visual impecable y reencuentro emocional con los protagonistas.
¿Está dirigida solo a fans nostálgicos o funciona para nuevos públicos?
Funciona estupendamente también para quienes llegan sin bagaje previo; la historia mantiene su magia intacta aunque repita casi plano a plano el guion base.
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