¿Sabías que los trenes entre Pekín y Shanghái ya superan al avión en popularidad? Descubre por qué esta tendencia podría revolucionar LATAM.
El auge silencioso del tren rápido
Si hace diez años me hubieran dicho que un tren podría dejar obsoletos a los aviones en rutas de más de 1.000 kilómetros, habría levantado una ceja escéptica. Pero hoy es una realidad palpable: la ruta Beijing-Shanghái se ha convertido en el ejemplo perfecto de cómo la tecnología ferroviaria está redefiniendo lo que consideramos eficiente y conveniente para viajar largas distancias.
No estamos hablando solo de un capricho pasajero o una moda local. En 2024, más de 52 millones de personas eligieron el tren en vez del avión para recorrer los casi 1.300 km que separan estas dos megaurbes chinas. Las aerolíneas apenas alcanzaron los 8,6 millones de pasajeros en la misma ruta (Jeuxvideo.com), y el margen sigue creciendo año tras año.
Como ingeniero y viajero empedernido, ver este fenómeno me hace preguntarme: ¿qué podemos aprender en Latinoamérica y España? ¿Está cerca el día en que Ciudad de México–Monterrey o Madrid–Barcelona sigan el mismo camino?
Razones del sorpasso ferroviario
Velocidad real vs. velocidad percibida
Los aviones pueden volar a 800 km/h, sí… pero entre llegar al aeropuerto (que siempre está lejos), hacer filas eternas y controles de seguridad dignos de película futurista, pierdes fácilmente dos horas antes incluso de despegar.

El tren bala chino cubre esos 1.300 km en poco más de cuatro horas —y pronto podría hacerlo ¡en solo dos horas y media!— pero además sale desde el centro y llega al corazón urbano, eliminando pérdidas innecesarias de tiempo. Es esa suma total lo que redefine la idea tradicional de "velocidad".
Comodidad, conectividad y calidad
Confieso que soy fanático del ambiente techie dentro de los trenes modernos: WiFi estable (¡y gratis!), enchufes personales, asientos amplios tipo business class incluso en clase turista… Y ni hablar del silencio y la vista panorámica desde la ventana a máxima velocidad. La experiencia supera con creces cualquier vuelo comercial estándar.
Además, los sistemas ferroviarios están integrando servicios digitales tipo app móvil para reservas flexibles, upgrades automáticos e integración multimodal: puedes planear todo tu viaje puerta a puerta desde tu smartphone —esto todavía le falta pulirse mucho al sector aéreo regional.
Impacto económico y medioambiental
El tren Beijing-Shanghái generó ganancias superiores a US$1.800 millones solo este año; no es solo sostenible ambientalmente sino también financieramente. Menor huella de carbono por pasajero-kilómetro recorrido significa menos contaminación —algo crítico considerando las metas globales para 2030 y más allá (Watson.de).
Contexto global: ¿Un modelo replicable?
En Europa ya hemos visto cómo rutas como Madrid-Barcelona o Milán-Roma han experimentado este cambio: mucha gente joven y ejecutivos han dejado el avión por el tren gracias a frecuencias altísimas y precios razonables.
Pero lo fascinante es cómo China elevó esto a otra escala —no solo por tamaño poblacional sino por innovación tecnológica pura. El próximo modelo CR450 aspira a alcanzar velocidades máximas nunca vistas (450 km/h), prometiendo viajes cada vez más cortos sin sacrificar seguridad ni confort.
Para quienes soñamos con ver algo similar entre grandes ciudades latinoamericanas como Buenos Aires–Córdoba o Bogotá–Cali… aún hay desafíos serios: inversión inicial gigantesca, voluntad política e integración urbana realista.
Trenes inteligentes vs desafíos culturales locales
Claro que no basta con copiar tecnología; hace falta adaptarla a nuestros contextos. En India han desarrollado sistemas creativos para combatir evasores usando IA —otro ejemplo de cómo la transformación digital puede ir más allá del simple hardware.
En América Latina nos encontramos con retos particulares: informalidad del transporte interurbano, poca cultura ferroviaria moderna (muchos aún asocian "tren" con lentitud) y brechas tecnológicas que hay que cerrar primero si queremos adoptar modelos asiáticos exitosamente.
Innovaciones disruptivas en marcha: ¿Qué viene?
- Sistemas inteligentes anti-fraude: Uso creciente de IA para validar boletos sin fricciones ni filas.
- Integración con micro-movilidad: Bicicletas eléctricas compartidas listas al bajar del tren.
- Plataformas digitales end-to-end: Reservar hotel + tren + taxi desde una sola app intuitiva.
- Trenes autónomos: Ya se están probando prototipos sin conductor humano directo (lo sé porque he visto algunos en eventos internacionales). Esto abre la puerta a reducir costos operativos dramáticamente.
- Reducción drástica del consumo energético: Nuevos motores basados en magnetismo avanzado podrían lograr ahorros impensables hace apenas un lustro.
Estas tendencias demuestran que el futuro del transporte será híbrido e hiperconectado; quien no innove quedará rezagado rápidamente ante usuarios cada vez más exigentes y conscientes ecológicamente.
El caso latinoamericano: ¿Estamos listos?
Desde mi experiencia colaborando con startups regionales sé que las condiciones estructurales son distintas aquí —pero también veo oportunidades únicas:
- Grandes urbes muy pobladas donde las rutas actuales son lentas o ineficientes;
- Una población joven abierta a nuevas experiencias digitales;
- Urgencia climática palpable (basta ver cómo sufrimos olas de calor extremas);
- Capital humano capaz… si se le da la oportunidad tecnológica adecuada.
¿Qué falta entonces? Voluntad política real y visión estratégica conjunta público-privada para crear infraestructuras robustas donde invertir tenga sentido a largo plazo. Los casos chinos/europeos muestran que sí se puede cuando se alinean incentivos correctos —y nosotros no tenemos nada que perder apostando fuerte por ello.
Preguntas frecuentes sobre trenes de alta velocidad frente al avión
¿Por qué los trenes rápidos están desplazando al avión en rutas largas?
Porque ofrecen tiempos totales similares o menores considerando trayecto urbano-a-urbano; además suman comodidad superior e impacto ambiental mucho menor que el transporte aéreo convencional.
¿Cuándo veremos algo parecido en Latinoamérica?
Aunque falta bastante por infraestructura e inversión, algunos proyectos piloto ya exploran rutas estratégicas como CDMX-Monterrey o Lima-Arequipa; depende mucho del apoyo estatal e innovación local adaptada a nuestro contexto social/tecnológico.
¿Son seguros estos trenes ultrarrápidos?
Sí. De hecho cuentan con sistemas redundantes avanzados (IA incluida) para evitar accidentes graves; la tasa mundial de incidentes graves es mucho menor comparada con otros medios masivos como autos o buses interurbanos.