¿Por qué el cierre por calor de la Feria del Libro de Madrid desató tanta polémica? Descubre el trasfondo y cómo nos afecta como lectores.
Calor en la Feria del Libro de Madrid: ¿síntoma de algo más profundo?
La Feria del Libro de Madrid es para muchos (me incluyo) una cita anual imprescindible. Esa mezcla de olor a papel nuevo y árboles centenarios del Retiro tiene un efecto casi terapéutico. Pero este año 2024, algo cambió: el calor extremo forzó cierres inesperados y reavivó debates latentes sobre su futuro. Como psicóloga y apasionada lectora que ha vivido en primera persona la magia —y los desafíos— de estos eventos, quiero ir más allá del titular fácil y preguntarnos: ¿qué hay detrás de todo esto y qué significa para quienes vemos los libros como parte esencial de nuestro bienestar?
Más que clima: malestares (y oportunidades) en el ambiente editorial
El primer fin de semana nos dejó escenas inéditas: casetas cerradas tras la visita real, autores frustrados al cancelar firmas, libreros pidiendo explicaciones mientras el parque seguía abierto. La temperatura fue solo la chispa. Lo que realmente se cocía era una acumulación de tensiones entre organización, Ayuntamiento y expositores que ya viene desde hace años.
Por ejemplo: para las pequeñas editoriales o librerías independientes, perder un solo día supone no solo menos ventas sino menos visibilidad. ¡En algunos casos representan hasta el 20% de su facturación anual! Y esa presión financiera se suma al miedo persistente de cambios futuros —como un traslado a IFEMA— que podría despojar a la feria de ese aire popular y cercano tan único.
El Retiro vs IFEMA: ¿tradición o modernización?
No es la primera vez que se rumorea con mover la feria. Aunque nació en 1933 en Recoletos y tuvo breves etapas por otros sitios (incluso Barcelona y Sevilla), desde hace décadas asociamos mentalmente los libros con los árboles del Retiro. Cambiar eso sería como llevar la Nochebuena a agosto…

Sin embargo, existen argumentos pragmáticos: IFEMA ofrece infraestructura moderna y protección ante fenómenos climáticos cada vez más frecuentes. En una sociedad que busca bienestar integral —un tema recurrente en mis charlas— encontrar espacios seguros también importa. Pero hay riesgo real de perder ese contacto directo con el público general; LIBER (la feria profesional en IFEMA) lo demuestra con su enfoque mucho más empresarial.
Bienestar lector: cuando lo colectivo importa tanto como lo personal
Como asesora en hábitos saludables sé bien que nuestro entorno influye profundamente en nuestras rutinas y motivación. Asistir a una feria no es solo comprar libros; es sentirse parte activa de una comunidad creativa, inspirarse escuchando autores locales o descubriendo voces nuevas.
Cerrar casetas por calor o amenazas meteorológicas (sin comunicación clara ni alternativas digitales eficaces) afecta directamente ese tejido social. Y aquí propongo algunas ideas:
- Planificación flexible: Horarios adaptados según previsión meteorológica.
- Espacios híbridos: Microeventos virtuales durante cierres forzosos.
- Zonas frescas temporales: Carpas climatizadas o puestos hidratantes ecológicos.
- Iniciativas participativas: Consultar a lectores sobre futuros emplazamientos antes de cualquier mudanza radical.
En ciudades tan calurosas como Buenos Aires también hemos visto ferias reinventarse sin perder esencia; aprender unos de otros puede ser clave (La Nación).
Mirando al futuro: resiliencia literaria (y emocional)
Si algo me enseñó mi formación en mindfulness es que toda crisis lleva dentro una semilla fértil para el cambio positivo. La incertidumbre sobre el futuro del evento obliga a organizadores y visitantes a reflexionar sobre qué tipo de experiencia queremos vivir realmente.
¿Preferimos comodidad absoluta aunque perdamos encanto? ¿O defendemos la tradición aún enfrentando incomodidades pasajeras? No hay respuesta única; pero sí urge un diálogo transparente donde todos —desde editoriales hasta lectores ocasionales— tengamos voz activa.
Lo esencial sigue siendo crear encuentros genuinos con los libros, aunque cambie el formato o debamos buscar sombra extra bajo los álamos del Retiro.
Para profundizar en tendencias editoriales ante desafíos climáticos puedes consultar este análisis reciente de El País.
Preguntas frecuentes sobre la Feria del Libro 2024
¿Por qué cerraron las casetas si El Retiro estaba abierto?
Las restricciones respondieron a alertas meteorológicas específicas para eventos masivos; sin embargo, faltó coordinación clara entre autoridades y organización. Esto generó confusión entre asistentes y expositores.
¿Qué impacto tienen estos cierres para las editoriales pequeñas?
Un gran impacto económico: pueden perder hasta un 20% o más de sus ventas anuales si pierden días clave. Además, disminuye su exposición frente al público general interesado en novedades literarias.
¿Volverá la Feria del Libro a cambiar de sede?
Aunque no hay decisión definitiva, existe debate activo sobre trasladarla a IFEMA por razones logísticas y climáticas. Sin embargo, muchos defienden mantenerla en El Retiro por su valor cultural e histórico.